Vive para interceder

 

Chicas de la Sociedad Auxiliar de Niñas, ¿quieren que nos internemos un poquito en la obra del Señor Jesús como nuestro Intercesor?

Miremos en un diccionario el significado de la palabra INTERCESOR. (Buscar en un diccionario y lee.)

El Diccionario Espasa-Calpe dice: "Rogar o mediar por otro para alcanzarle una gracia o librarle de un mal."

El Diccionario Larousse dice: "Suplicar para obtener el perdón de alguno."

El Diccionario de la Santa Biblia lo explica como "el acto de abogar por otros".

¡Cómo se aplican estos significados a la obra de Cristo a favor de los seres humanos!

Desde la misma cruz pudo interceder por sus enemigos que lo habían puesto allí. "Padre", exclamó, "perdónalos, porque no saben lo que hacen". Cuánto amor, ¿verdad? Con razón el profeta Isaías, muchos años antes dijo, anticipándose a los hechos: "Habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores" (Isaías 53:12).

Pero si así intervino por los pecadores rebeldes e incrédulos, ¿cuál no será su intervención en bien de los que le aman?

Fijémonos en las garantías o seguridades que nos da Romanos 8:34: ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió, más aun el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. (Recalcar el significado de la palabra "interceder" aquí.) ___________________________________________________

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Oh, pero aquí hay otro versículo que nos puede alcanzar a todas nosotras de un modo especial, sea que ya tengamos a Jesús en el corazón, o no lo hayamos recibido aún; fijémonos bien en Hebreos 7:25 (que lo lean).

La frase: "Por lo cual puede también salvar perpetua­mente." Nuestro Intercesor puede salvar. Tiene poder para hacerlo. Y no por un momento. Puede hacerlo perpetuamente, es decir para siempre. ¡Qué buena noticia! ¿No les parece? ¿Cómo lo hizo? Ya lo sabemos, ofreciendo su vida, es decir intercediendo ante el Padre por los pecadores.

2a. frase: "a los que se acercan a Dios". ¡Ah! ¡Cuidado! Dije que este versículo es de interés para todas, porque hay una necesidad de "acercarse a Dios", es decir, que con corazón humilde, con arrepentimiento sincero, debemos admitir que somos pecadoras, y solicitar de Dios la salvación que es posible por medio de Cristo.

3a. frase: "viviendo siempre para interceder por ellos". Después que somos salvadas, contamos con otra bendición, Cristo está en la presencia del Padre orando por nosotras, o como dice el diccionario, mediando para alcanzarnos alguna gracia o librarnos de algún mal.

¿Qué les parece la obra intercesora de Jesús? Magnífica, ¿verdad? Y ahora, él quiere llegar al corazón mismo de aquellas niñas y jovencitas que no le han recibido como su único Salvador. Quiere entrar y hacer morada allí. Ya hizo su obra intercesora para darles el perdón, la vida eterna. Ahora quiere que esto sea efectivo en cada una de nosotras, pero es necesario que tomemos la decisión de dejarle entrar en nues­tras vidas. Cuando el Señor toma la dirección de nuestra vida todo cambia. ¿Quieres recibirle en este momento? Recíbanlo y oraremos juntas.

(Dar oportunidad para que lo manifiesten. Puede pedir que ellas eleven una oración, indicándoles más o menos las palabras, o la consejera puede orar por ellas, encomendándolas al Salvador e Intercesor Jesucristo.)

(A la consejera: No deje de dar seguridad al paso que aca­ban de dar. Recalque que si lo hicieron con sinceridad, el Señor hará por ellas todo lo que ha prometido. Puede leerles Juan 3:16 o Juan 10:27-29.)

 

PEQUEÑAS INTERCESORAS

Cuando Cristo nos salva, no nos deja allí, inactivas, esperando el momento oportuno para llevarnos al cielo. Nos da muchas tareas para hacer. A veces pareciera que no nos alcanza la vida para realizarlas todas. Hay una muy especial que todas podemos hacer y que él aprecia mucho: Orar, inter­ceder por otros. Es algo que podemos hacer a toda hora, en cualquier momento. Puedes interceder por tus padres, tus familiares inconversos, tus compañeros de escuela, tus amigos. En una escala más amplia, puedes orar por tu iglesia, tu comu­nidad, tu país, el mundo entero.

Pero habrá peticiones muy específicas, por personas determinadas, por cosas definidas.

 

UNA ORACIÓN SINGULAR

Un joven de veintidós años, que por naturaleza era un buen muchacho, muy apreciado por todos por su carácter, una vez llegó a consumar un hecho terrible. Su padre era un hom­bre de mala vida que hacía sufrir mucho a su madre. Hasta se burlaba de ella. Esto hacía sufrir mucho al muchacho.

Un día, provisto de un arma de fuego se dirigió al lugar donde su padre realizaba sus maldades. Empuñando el revól­ver le dijo: "Sales de aquí o te mato." Acostumbrado al carác­ter pacífico de su hijo, el padre no creyó a las palabras y se rio del joven. Este insistió y el padre continuó riéndose. La escena se repitió varias veces.

Por fin el joven disparó el arma y mató a su padre. Por supuesto, no conocía a Dios y llevado por sentimientos de defensa hacia su madre, hizo algo que nunca debió hacer El juez lo declaró culpable y fue condenado a "cadena  perpetua". ¿Sabes qué es esto? Sí, permanecer en la cárcel durante toda la vida, hasta que se produzca la muerte. ¡Vein­tidós años y condenado a estar preso durante el resto de su vida!

Una joven creyente quedó muy impresionada por el vere­dicto del juez. Resolvió que oraría hasta que el Señor lo liber­tase de la cárcel. Oró por muchos años. ¡Once! Después supo que el joven había salido libre a los nueve años de encarcelamiento. Al ver contestada su oración, esta señorita resolvió que oraría por la libertad espiritual de aquel hombre. Nada sabe de él, pero espera verlo en el cielo.