SANTIAGO HICKEY
Fundador del protestantismo e iniciador de la
Obra bautista de México.
Ayudará a cumplir el Requisito 8 de la Sección III del Paso de Reina Regente en Servicio
Nació en Sligo, Irlanda el 23 de diciembre de 1800. Criado en las enseñanzas de la Iglesia Católica, estudió para el sacerdocio. Pero después de terminar sus estudios, Dios lo guío por distinto camino. Conoció a una señorita evangélica muy piadosa y poco después se casó con ella sin abandonar su iglesia. Por influencia de su joven esposa y de una tía de él, se convirtió al protestantismo. Estudió Teología bajo los auspicios de la Iglesia Episcopal en Inglaterra.
Comenzó a predicar en Limeric como ministro evangélico independiente. No tenemos muchos datos sobre sus primeros trabajos como predicador. No sabemos cuando ni como abrazó las doctrinas bautistas ni donde ni por quien fue bautizado. Algún tiempo después murió su esposa dejándole una hija llamada Olivia. Con ella emigró a Canadá y después a los Estados Unidos. En este país contrajo segundas nupcias con una dama llamada Isabel Cardwel y desgraciadamente murió su hija Olivia.
Durante treinta años trabajó como misionero independiente en Pensilvania, Maryland y Missouri. En Texas trabajó como colportor de la Sociedad Americana de Tratados por dieciocho meses. Estando en Brownsville escribió a la Sociedad Bíblica Americana haciendo su solicitud para establecer una agencia en México.
En 1861 pasó con su esposa a Matamoros, Tamps. donde inició formalmente los primeros trabajos evangélicos en nuestra patria. El Sr. Tomás M. Westrup, inglés radicado en Monterrey lo invitó para que fuera a esta ciudad a emprender trabajos de evangelización. Hickey llegó a Monterrey en 1862. Recibió de la Sociedad Bíblica Americana el nombramiento que había solicitado.
Recién llegado a Monterrey organizó con otros americanos una Sociedad Misionera de Evangelización. Esta fue la primera Sociedad Misionera que hubo en México y en América Latina. También estos americanos organizaron los primeros cultos evangélicos en Monterrey. Ellos dirigieron al Gobernador del Estado la siguiente solicitud:
Monterrey, Enero de 1863
Sr. Gobernador del Estado PRESENTE
Excelentísimo Señor:
Los protestantes que al calce firman, con el mayor respeto suplican a Vuestra Excelencia les conceda el uso de una de las escuelas públicas para ejercer nuestro culto en los días domingos entre tanto logramos destinar un edificio para este fin.
Quedando muy agradecidos por este favor creyendo razonable la súplica no dudamos obtenerla de la bondad de V. E. de quien nos suscribimos obedientes adictos servidores
(Firman varios extranjeros)
El Gobernador Don Santiago Vidaurri contestó que no les podía conceder el uso de una de las escuelas públicas para sus cultos religiosos, pero que las leyes del país establecen la libertad de cultos por lo que ellos quedan en libertad para establecer con sus propios recursos el local que necesitan.
También inició cultos en español en la casa de un señor Starr, dos veces a la semana frente a la plaza que después se llamaría Plaza Zaragoza. Allí Santiago Hickey predicó el 1 de marzo de 1863 el primer sermón evangélico en español que se dijo en México. El domingo siguiente 8 de marzo de 1863 estableció la primera Escuela Dominical que hubo en México y en América Latina. El 30 de enero de 1864 bautizó por inmersión en una acequia que corría al noreste del cerrito del Obispado, a los señores Tomás M. Westrup, Arcadio y José María Uranga. En la noche de ese mismo día organizó la primera iglesia evangélica de habla española que hubo en México y en América Latina. El primer pastor fue el Sr. Tomás M. Westrup, a quien el Sr. Hickey le impuso las manos con oración. El Sr. Westrup puede considerarse el primer pastor ordenado en una iglesia mexicana
Esta iglesia se llamó Iglesia Cristiana y aunque no llevaba el título de Bautista, todas sus doctrinas y sus prácticas eran bautistas. El Sr. Westrup, que fue su principal colaborador, en todos sus escritos dejó testimonio de que el Sr. Hickey era bautista, que sus primeros conversos adoptaron las doctrinas, los principios y las prácticas bautistas. Actualmente esta iglesia es la Primera Iglesia Bautista de Monterrey, la más antigua de México y en esta iglesia también trabaja todavía la Escuela Dominical más antigua de América Latina. Esta iglesia es miembro de la Convención Nacional Bautista de México.
El señor Hickey hacía su trabajo evangelístico con muchas pobrezas y carencias. Por sus frecuentes viajes por lugares inhóspitos, comía mal, no tenía dinero, pero la gente le daba algo para él y para su obra. Andaba de casa en casa vendiendo Biblias, Nuevos Testamentos y distribuyendo folletos y tratados. Viajó por casi todo el Estado de Nuevo León, visitando las ciudades de Cadereyta, Montemorelos, Santa Rosa y otras, dejando muchos conversos que fueron la base para la organización de iglesias bautistas en los lugares que visitaba. Viajó también por Estados de Tamaulipas, Coahuila y Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato, Durango y Chihuahua y durante estos viajes tuvo experiencias muy interesantes.
Una vez encontró a un americano llamado Smith quien le preguntó de dónde obtenía el dinero para su trabajo. Hickey le contestó: "Dios me lo da." Smith lo invitó a su casa y le dio veinte pesos.
Otro americano de nombre Guillermo Jolly le regaló un caballo al que le puso por nombre "Toby". Hickey decía que era un caballo misionero pues en él viajaba muchas leguas predicando el Evangelio.
Montado en su caballo "Toby" visitó una madriguera de ladrones en un lugar llamado "La Laguna". Allí vendió todas las Biblias y Nuevo Testamentos que llevaba. Iba tan cansado que se quedó a dormir entre los ladrones que solícitamente lo cuidaron mientras dormía y le dieron de comer.
Cuando regresaba de La Laguna, una muchacha corrió tras él hasta alcanzarle y pedirle que le vendiera un Nuevo Testamento. Hickey le dijo "Ya se me acabaron y no tengo ninguno para vender, pero le voy a regalar el mío". Sacó el Nuevo Testamento, le arrancó unas hojas en blanco donde tenía algunas anotaciones y le regaló el Nuevo Testamento a la muchacha.
Hubo vez en que viajó quince leguas frecuentemente sólo para leer la Biblia a un anciano ciego, esto lo hizo hasta que preparó a un muchacho para que le leyera al viejo. Cuando el viejo murió, ese muchacho llegó a ser un buen siervo del Señor Jesucristo.
En uno de sus viajes, acompañado por uno de sus consiervos, Tomás Sepúlveda volvía a la ciudad de Monterrey cuando fue detenido por las fuerzas del coronel republicano Ruperto Martínez. Esperaban a un destacamento francés que pensaba atacar. Creyó el coronel Martínez que Hickey pertenecía al destacamento enemigo y lo detuvo para fusilarlo: pero no pudiendo hacerlo desde luego por la proximidad del enemigo, ordenó a Hickey y a su compañero que siguieran por el camino hasta cierta distancia y allí esperaran. Como Hickey no hablaba bien el español, no entendió la orden y siguieron el camino sin detenerse. Cuando su compañero se lo explicó después de haber caminado una larga distancia, Hickey quiso volverse al lugar indicado, pero Sepúlveda no se lo permitió, comprendiendo el peligro que corrían. Algún tiempo después supo el coronel Martínez que el que intentaba fusilar, era un agente bíblico y se alegró de haber sido desobedecido. Años después Ruperto Martínez, siendo ya general, fue convertido al Evangelio.
Mucho podría decirse de los trabajos del señor Santiago Hickey. Su vida está aún en proceso de investigación. Después de todos sus trabajos y sus sacrificios por predicar el Evangelio y su gran labor misionera en México, el señor Hickey murió el 6 de diciembre de 1866 en Brownsville, Tex. en cuyo panteón aún puede visitarse su tumba amorosamente cuidada por los bautistas mexicanos.
Ojalá que algún día todos los evangélicos de México, por suscripción popular, puedan erigir en esa tumba un gran monumento dedicado a la memoria del fundador del protestantismo en México.