SARA ALICIA HALE
1856 - 1952
Biografía.
Nació en un hogar cristiano el 25 de Noviembre de 1856.
Hizo sus estudios en la academia de Rogersville y el Colegio Carson Newman Ténneesi. Antes de cumplir 14 años Sara aceptó a Cristo como su salvador personal; trabajó como maestra poco tiempo, pues sintió el llamado a ser misionera. Solicitó a la Junta de Misiones Foráneas Bautistas del Sur para ser enviada como misionera.
Siendo niña sufrió una enfermedad que casi la dejó ciega, por lo cual durante toda su vida padeció de la vista; fue por esta enfermedad que la Junta no aceptó su solicitud y no pudo nombrarla como misionera, Sara aceptó la decisión de la Junta de Misiones; sin embargo dentro de su corazón una voz le decía “pasa a México y ayúdalos”.
Entonces en el año de 1888 se trasladó a la ciudad de Saltillo Coahuila, durante el tiempo vivido en Saltillo ella se sostenía con sus propios recursos. Contrató a un maestro que le enseñara el idioma castellano (español), en ocasiones el maestro decía que ella “nunca aprenderá el castellano”. Pero él no se imaginaba que años mas tarde Sara Alicia dejaría una importante contribución a la literatura castellana evangélica.
Trabajó en Parras Coahuila, durante un año y medio en una Sociedad Femenil relacionada con la “Américam Home Borrad”. Después se fue a la Cd. de México y enseñó en la escuela de esta Sociedad Femenil durante 9 meses.
Fue hasta en 1891 cuando la Junta de Misiones Foráneas Bautistas del Sur decidió llamarla, entonces regresó a Parras Coahuila, en esa época Sara Alicia le gustaba mucho escribir y usaba con frecuencia la máquina de escribir, en este tiempo dichas máquinas no eran muy comunes en ese lugar y cuando escuchaban el “click, click”, del teclado a la gente le parecía extraño y llegaron a decir que era del diablo.
En 1896 la Srita Hale escribió a la Junta de Misiones diciendo: “nadie ama a los católicos mas de lo que yo amo a algunos católicos mexicanos con quienes he vivido. Yo estuve con ellos en sus hogares cuando era extranjera en tierra extraña tratando de hablar un idioma desconocido”. Que palabras tan reveladoras del amor que desde el principio ella profesó a los mexicanos y decimos que ella fue “mexicana por elección propia” porque ella no nació mexicana, pero escogió ser mexicana, e identificarse con el pueblo mexicano y ser como una verdadera mexicana.
Se trasladó después a Guadalajara para proclamar las buenas nuevas de Salvación. Colaboró escribiendo para la revista de la escuela Bíblica Dominical “El Expositor Bíblico”.
En 1895 volvió a Saltillo Coahuila a enseñar en el Instituto Madero permaneció ahí un años. Después se trasladó a Torreón Coahuila durante 5 años fue maestra en el Seminario Bautista Teológico Mexicano (1989) que ahora se encuentra en Lomas Verdes en el Estado de México.
Colaboró en la Convención Nacional de México y entre otras cosas les sugirió a la misma que fundara un orfanato para niños evangélicos, pero este gran proyecto no pudo realizarse a causa de las restricciones que marca la ley mexicana en relación con las instituciones de beneficencia.
En los días más difíciles en la Revolución mexicana Sara tuvo que salir de México y volver a los Estados Unidos; pero tan pronto como las circunstancias se lo permitieron regresó al país de México.
En 1919 decidió organizar a todas las mujeres Bautistas de México en un organización Nacional, sueño que desde hacía varios años habían acariciado muchas hermanas y que por diferentes razones no había podido concretarse. De ésta manera el 11 de octubre de 1919 en el edificio Internacional Bautista de Monterrey Nuevo León, quedó organizada la Unión Nacional Femenil Bautista Misionera de México, proyecto que sigue en la actualidad vigente.
En 1920 decidió iniciar un proyecto para alcanzar algunas tribus indígenas, proporcionó los recursos económicos con la condición de que la Convención doblara la cantidad y se le diera algún misionero para alcanzar a los indígenas Zapotecas para Cristo. El obrero fue el Hno. Samuel Juárez García, quien era de ese campo y hablaba el zapoteco, este fiel hermano trabajó muchos años en este campo hasta que una turba de fanáticos lo asesinó.
Sara Alicia llevaba el evangelio en bicicleta, esto era motivo de burla a lo cual ella no tomaba importancia pues nada ni nadie le podía estorbar en el cumplimiento de la Gran Comisión.
Hizo importantes aportaciones al evangelio con la traducción de 70 libros al castellano; fue misionera, escritora, y traductora, pero sobre todo misionera.
En el año de 1900 renunció de la Junta de Misiones Foráneas Bautistas del Sur.
Después de viajar por Europa y Palestina se trasladó a Monterrey N. L. donde vivió hasta abril de 1951.
A la edad de casi 90 años y casi ciega ella todavía se dedicaba a traducir libros, ocupaba una secretaria para que leyera y ella le dictaba la traducción.
Pocos son los ciervos del Señor tan abnegados y sometidos al Señorío de Cristo como fue Sara Alicia Hale; ha dejado una huella luminosa en la historia de los Bautistas en México, peo mas ha sido su vida en muchas mujeres mexicanas, es por esto que inspiradas en el ejemplo de ella en 1953 la UNFBM acordó llevar el nombre de Sara Alicia Hale para honrar la memoria de tan distinguida cierva del Seños y con ello le rinda un tributo de gratitud y de amor a por la maravillosa obra desarrollada a favor de nuestro México.
El 10 de Febrero de 1952 rodeada de sus seres amados, en su país natal, pasó a la mansión que Cristo fue a preparar para los suyos.
Sara Alicia Hale, ya ha escuchado la bienvenida de su maestro: “Bien buena sierva y fiel; sobre poco ha sido fiel, sobre mucho te pondré; entra el gozo de tu Señor”. Mateo 25:21.