José Antones difícilmente podía confiar en sus ojos. Se detuvo en medio de la calle donde estaba jugando con su amigo Jaime Reyes.
Fijo la vista en una mujer extranjera que había salido de un carro.
-Ella debe ser una misionera- dijo Jaime.
-¿Qué es una misionera?- pregunto José.
-No sé- dijo Jaime- pero he oído que hay unos extranjeros en las Filipinas que son misioneros. ¿Quién es el hombre con ella? El no es un extranjero.
-El es filipino como nosotros. Dijo José.
José no estaba seguro si le gustaría la extranjera. Pocos extranjeros venían al Barrio Magdaragat porque era el basurero de la ciudad de Manila, el lugar donde toda la gente venía con su basura. Era un barrio muy pobre, pues la única manera como podían ganar dinero era buscar cosas en la basura que podrían ser limpiadas y usadas o vendidas.
A veces José podía encontrar algo de valor. Una vez halló un platillo con solamente un pequeño piquillo en él. En otra ocasión encontró una pelota para jugar.
-Me pregunto qué hacen aquí- dijo Jaime al mirar a los dos caminando por la calle.
¡Qué sorpresa! La extranjera y el hombre se detuvieron en la casa de José. La extranjera miro alrededor y sonrió a los niños. El hombre golpeo la puerta. Cuando la mamá de José abrió la puerta, ellos se presentaron a sí mismos.
-Mi nombre es Margarita de Ogden- dijo la mujer-. Este es el pastor Ángel Kruz. Estamos en el programa de radio “la Hora Bautista”. Estamos buscando a Godella Antones.
La señora Antones estaba sorprendida de ver a dos personas desconocidas en su puerta y una de ellas una extranjera pero era amable.
-Godella fue a la tienda, pero regresara pronto. ¿Desean entrar y esperar?
-¡Sí, gracias!- dijo la señora.
José salió del grupo de niños y entro a la casa.
-Este es mi hijo José-dijo la señora Antones.
-Yo tengo nueve años- dijo José orgullosamente.
-Ya veo- respondió la extranjera, -¿escuchas la radio con tu hermana?
-No muy seguido- respondió José-. Ella es mayor que yo y escucha un programa religioso. Escribió a la gente del programa que escucha y ellos le enviaron un librito para leer y al final había preguntas para contestar.
-Ella trabajo duro con las respuestas- dijo la mamá
-Sabemos-dijo la señora Ogden-. Por eso es que estamos aquí.
De repente llegó Godella y su hermana Francisca.
-¡Mira quién te vino a ver, Godella!- exclamo la señora Antones- una señora del programa de radio que tu siempre escuchas.
-Soy Margarita Ogden. Soy una misionera que trabaja con el programa “la hora bautista”, y este es el hermano Ángel Kruz, pastor de la iglesia bautista Manila.
-He oído a su esposo predicar en la radio- contesto Godella- y pedí el curso por correspondencia “el camino de la Biblia” ¿por eso ustedes están aquí?
-Si-respondió la misionera- te hemos traído tu diploma. Esto demuestra que tú acabaste el curso de estudio Bíblico que te enviamos.
-¡Gracias!-dijo Godella-. Me goce estudiando los capítulos acerca de la vida de Cristo. El curso “el camino de la Biblia” fue tan interesante que me dio lástima que terminara-
-¿Te gustaría seguir estudiando la Biblia?-pregunto la misionera
-¡sí!- respondió Godella.
-Quizá el hermano Kruz y yo podríamos venir aquí en las tardes.- sugirió ella-. Tu podrías invitar a tu hermana, tu mama y algunos de tus amigos para estudiar la Biblia junto con nosotros.
A Godella le gusto la idea.
-¿Quiere reunirse aquí?- exclamo-. ¿Aquí en el barrio Magdaragat? ¿En nuestra casa en el basurero de la ciudad?
-Sí, si tu mamá está de acuerdo.-dijo el pastor.
-¿Reunirse aquí?- preguntó la señora Antones-. Yo no sé. Casi todos somos católicos aquí en este barrio, y yo no estoy realmente segura.
-¡Oh, por favor mama!- rogó Godella-¡Seria tan interesante!
-Muy bien-dijo la mamá- vamos a probarlo.
José no podía creer la actividad que empezó cuando la misionera y el pastor salieron. Su mamá y sus hermanas, inmediatamente comenzaron a prepararse para la reunión del viernes.
El viernes por la tarde José estaba jugando con Jaime cuando se quejó:
-Mi mamá está toda emocionada por que tendrá a esa gente en su casa. Ella empezó a limpiar la casa tan pronto como el hombre y la mujer salieron. Yo tuve que quedarme encerrado esta mañana por que ella lavó mis pantalones. No tenía nada más que ponerme hasta que se secaron.
-suerte la tuya porque está suficientemente caliente para secarse rápido-dijo Jaime-¿Estás seguro de que esta gente regrese a este barrio? Por lo general los extranjeros se quedan donde hay buena comida y aire acondicionado.
-Eso es lo que quiere saber mi mamá- respondió José- Ella no cree que van a querer volver aquí. Pero a pesar de sus dudas me mandó a comprar un paquete de galletas para servirles.
Jaime estaba muy impresionado.
-¡Uau!- Exclamó-¡Galletas para esos extranjeros! Tu mamá debe pensar que son personas muy importantes. Los invitados de mi mamá son afortunados si reciben un panecito (pan dulce hecho con harina de cebada) aun un poco de “salabat”(té de jengibre). Eso fue lo que tuvimos en mi fiesta de cumpleaños.
El estómago de José parecía rodarse a los pies. El no tenía un regalo para el cumpleaños de su mamá y no tenía dinero para comprarle uno.
-eso me recuerda- dijo José- que el cumpleaños de mi mamá viene pronto y no tengo nada para darle a ella.
-Tendrás que buscar algo en el basurero- Dijo Jaime-.dime José. ¿Por qué esta extranjera a nuestro país?
-Godella dice que viene a contarle a la gente acerca de Jesús.-Sabemos de Jesús.- dijo Jaime-. Hay un crucifijo en el templo cerca del parque. Mi mamá trata de hacerme rezar el rosario cada noche.
-Godella dice que uno puede orar directamente a Jesús y el oirá sus oraciones.-dijo José.
El viernes por la tarde, José se quedó cerca de su casa. El, también, se preguntaba si la señora Ogden y el pastor volverían. De repente llegó el carro y los dos salieron.
Después del estudio bíblico José salió para contar todo a Jaime.
-¿Les gustaron las galletas?- preguntó Jaime.
-pienso que si por que las comió despacio como nosotros lo hacemos. Yo había oído que los extranjeros comen rápido. Y ella dijo que eran muy buenas. Estoy contento, porque mi mama dio lo mejor que tenía.
Después de esta tarde la señora Ogden y el pastor Kruz vinieron todos los viernes para el estudio bíblico. José agradó a la señora Ogden por que siempre le llamaba por su nombre.
Un día, José aumento su valentía cuando la misionera y el pastor vinieron a su casa y empezó a hablarles.
-¿Visitan ustedes muchas casas en Manila para los estudios bíblicos como estos?- les preguntó
-si- respondieron-, ¡muchas!
-¿cómo es que Godella ha cambiado tanto desde que empezó a estudiar la Biblia?- preguntó José.
-¿Cómo?- pregunto la misionera.
- ella me molestaba porque es mayor que yo, pero últimamente ha sido muy amable conmigo. Ahora ella no pelea con Francisca tampoco.
-Es que Godella ha dejado que Jesús entre en su corazón.- explicó la misionera-. Ya ella quiere vivir como Jesús. Desea hacer el bien a todos.
-Ella parece que está muy feliz-dijo José- ¿Es eso lo que pasa cuando uno recibe a Jesús en su corazón?
-Así es, dijo el pastor- ves, Jesús se preocupa mucho de lo que le pasa a sus hijos.
-¿Se preocupa Jesús por mi?-pregunto José.
- sí, seguro él te ama y quiere que estés feliz.- respondió el pastor.
-¿Si se interesa Jesús si yo estoy preocupado, porqué no tengo un regalo para el cumpleaños para mi mamá?- preguntó José.
-A él le importa porque a ti te importa.- contesto la misionera.
En este momento llegaron la señora Antones y Godella.
-¡Mamá!, la señora Ogden dice que Godella ha dado su vida a Jesús.- dijo José.
La señora Antones sonrió.
-Y yo también he aceptado a Jesús como mi salvador personal. Estoy muy feliz.
-¿Cómo lo hizo?- pregunto José.
- Es que pedí a Jesús que me perdonara mis pecados y le invité a él a entrar en mi corazón. Él me perdono y ahora está con migo siempre y me ayuda a cada momento. Pienso que he recibido un regalo especial para mi cumpleaños. El regalo del amor de Dios.
El corazón de José se deprimía. El cumpleaños de si mamá era muy pronto. Él había buscado cada día en el basurero un regalo para ella, pero todavía no había encontrado nada.
La señora Antones le preguntó a la misionera sobre el programa de radio.
-¿Cómo empezaron el programa “la hora bautista”?
-Por accidente- respondió la misionera-. Una emisora de radio local nos pidió hacer un programa para ellos. No teníamos equipo para grabar un programa. Tuvimos que hacerlo con una pequeña grabadora en la casa. Mi esposo hizo un estudio sobre el Evangelio de Juan. A la gente le gustó y así empezamos a transmitir el programa con regularidad. Decidimos ofrecer a los oyentes estudios Bíblicos por correspondencia para que pudieran aprender más acerca de la Biblia.
-¿Y pidieron el curso muchas personas?
-¡oh, si!- respondió la señora Ogden-. En un año escribieron más de 18,000 personas y más de 3,000 terminaron el curso y recibieron su diploma como Godella.
-¿Creyeron todos en Jesús?- preguntó José.
-No todos, pero la mayoría.- respondió.
Mientras estaban conversando José tuvo una idea. Pensaba: “Dicen que Jesús se preocupa por mí, que oye y contesta las oraciones. Voy a pedirle que me ayude a encontrar un regalo para mi mama. Tal vez Jesús me ayudara si se lo pido.
La oración de José fue muy simple.
“Jesús”, oro, “necesito un regalo de cumpleaños para mi mamá, y no tengo uno. Por favor, ayúdame a encontrar algo para darle”.
Durante los próximos días, José pasó cada momento que podía en el basurero. José era empujado por otros niños más grandes y cuando pensaba que tenía algo, uno de los mayores se lo quitaba.
-Siento que me rindo- le dijo a Godella.
-Bueno, sólo recuerda que Jesús se interesa por ti y él contesta las oraciones- dijo Godella-. Si él no contesta esta oración del modo que tú quieres, él la responderá de un buen modo. Sique orando.
-Y seguiré buscando también.-dijo José-
Al mediodía del día siguiente, José fue al basurero de nuevo. Era la parte más calurosa del día y casi no había gente allí, así que pensaba que sería más fácil encontrar algo.
Justo cuando llegó, un carro rojo se acerco y el chofer hecho fuera su basura y se fue
“Quizá ahora puedo ser el primero en buscar algo de esta basura”, pensó. Al acercarse, el olor de las cascaras de plátanos y granos de café le llamaban.
“Ughá”, dijo.
De repente, allí estaba, una oración contestada; cubierto con granos de café un anillo con una piedra azul.
José lo recogió. Se fue corriendo hacia la llave de agua para lavarlo. ¡El anillo era muy bonito!, no estaba roto, a su mama le gustaría
“Gracias por contestar mi oración Jesús”, dijo José, “estoy muy agradecido”.
La mamá estaba esperándole en la puerta.
-¿Dónde has estado? Ya pasó la hora de la comida y estaba preocupada por ti.
-Conseguí su regalo de cumpleaños- dijo José.
Los ojos de la señora se abrieron.
-Este anillo se mira como si costara mucho dinero- dijo- Debe ser que fue un error tirarlo a la basura. Debemos tratar de devolverlo.
José le conto a su mamá sobre la gente del carro rojo, su oración y su encuentro con el anillo.
-No se quienes son, pero podemos esperar en el basurero para ver si regresan para buscarlo.
Godella se fue a preguntar en una joyería de valor por el anillo. Regresó a la casa sin respiración por correr tanto.
-El señor dice que el anillo cuenta varios cientos de pesos-dijo Godella. Estaba muy emocionada.
-¡Es muy valioso!- exclamó la señora Antones-. Pero el mejor regalo es que José ha aprendido que Jesús contesta sus oraciones. Vamos a contarlo al grupo de estudio bíblico el viernes.
Llegó el día del estudio y la señora Antones le conto al grupo acerca del anillo y como José había esperado en el basurero algunos días pensando en que la gente del carro rojo iba a regresar pero no volvieron.
-Estoy contenta porque ahora mi hijo José sabe que Jesús es real, que le ama, que se preocupa por él, y que contesta sus oraciones.
-¡Imagínense! Todo esto ha pasado porque Godella escucho “la hora bautista” por radio- exclamó José.
-De veras- dijo Godella-. Ahora deseo dar gracias a Dios por el programa y orar para que “la hora bautista” alcance más y más gente de las Filipinas con la historia de Jesús.
-Y para que la escriban para los cursos por correspondencia de “el camino de la Biblia”- añadió la señora Ogden.
-Ya veo que la Biblia es un libro muy poderoso- dijo la señora Antones-. Vean como nuestras vidas han sido cambiadas por medio de los estudios bíblicos.
-Algún día cuando sea grande- dijo José-, quiero enseñar la Biblia en la radio para que la gente pueda conocer a Jesús.